Un equipo de ensueño en el Nápoles revuelve al Liverpool y el Inter tumba al Bayern
Un triunfo soñado, una derrota llena de arrepentimiento.
El Nápoles fue el protagonista de la noche del miércoles en la Liga de Campeones: los partenopei vencieron al temido Liverpool por 4-1, literalmente revuelto en el estadio Maradona. El Inter, por su parte, cayó en San Siro, aplastado por un Bayern de Múnich (2-0) que se mostró arrollador en la primera parte y mucho menos temible en la segunda.
Para el Nápoles, la noche de la copa comenzó de la mejor manera: la ventaja llegó en el minuto 5, gracias a un penalti convertido por Zielinski. La acción que la generó fue impresionante, con un espléndido dúo entre Kvaratskhelia y el propio Zielinski. El Nápoles también se permitió el lujo de fallar un segundo penalti con Osimhen en el minuto 18 (Alisson hizo bien en lanzarse desde el lado derecho), pero en el minuto 31 Anguissa dobló el marcador con un espléndido servicio de Zielinski, y en el minuto 44 Simeone (que acababa de sustituir a Osimhen) sólo tuvo que depositar en la red el balón magistralmente trabajado por Kvaratskhelia. La segunda parte se abrió como se cerró la primera, con un gol de Zielinski (esta vez de rosca tras una parada anterior de Alisson). Sólo para los almanaques, un derechazo de Luis Díaz acortó la ventaja del Liverpool en el minuto 49.
En San Siro, en cambio, el Inter sufrió no poco para contener al Bayern de Múnich en la primera parte, a pesar de crear sus ocasiones (con Lautaro Martínez, D’Ambrosio y, sobre todo, Dzeko). Sin embargo, los visitantes pudieron adelantarse en el minuto 25 gracias a una jugada de truco de Sané tras un extraordinario lanzamiento de Kimmich. En la segunda parte, sin embargo, el Inter estuvo a punto de empatar en varias ocasiones sin encontrarlo: D’Ambrosio disparó fuera desde una excelente posición en el primer tiempo, y luego Dzeko y Lautaro remataron con poca convicción ante la portería de los bávaros. Sin embargo, tras el palo de Kimmich, en el minuto 67, una jugada de borrachera del Bayern llevó a Sané a cruzar un balón al centro que D’Ambrosio arrastró a la red para marcar el gol en propia puerta que selló el resultado final.