Cuando Jacques Anquetil y Raymond Poulidor ofrecieron un espectáculo en el Puy de Dome
Cuando Jacques Anquetil y Raymond Poulidor montaron un espectáculo en el Puy de Dome
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Después de 35 años, una de las subidas más legendarias de la Grande Boucle, el Puy de Dome, regresa por fin como etapa del Tour de Francia. La meta de la novena etapa de hoy, 182,4 km con salida en Saint-Léonard-de-Noblat, estará en los 1.415 metros de este volcán del Macizo Central, que domina la ciudad de Clermont Ferrand y está situado en la región de Auvernia-Ródano-Alpes.
¿Por qué estos 35 años de ausencia? Oficialmente, porque era imposible acoger sin peligro a la gran marea de público que se vertía por esta ladera, pero la construcción del nuevo ferrocarril ha estrechado la calzada, que ahora ya no es transitable, salvo para los vehículos de servicio. Y hoy lo será, de nuevo, para la carrera por etapas más prestigiosa del mundo.
El Puy de Dome è ha sido escenario de un final de etapa del Tour en trece ocasiones. Ha habido dos victorias italianas, la de Fausto Coppi, que bautizó esta subida en su debut en la ruta de la Grande Boucle en 1952, y la de Felice Gimondi en 1967. La última vez que se subió fue en 1988 y el ganador de la etapa fue Johnny Weltz, danés como el actual maillot amarillo y vencedor del año pasado, Jonas Vingegaard.
Pero la etapa más icónica, como se dice hoy, al Puy de Dome fue la del 12 de julio de 1964. Con salida en Brive-la-Gallarde y 237,5 km de recorrido, la ganó el escalador español Julio Jiménez por delante de su compatriota Federico Bahamontes, pero se caracterizó por el duelo de los que partieron Francia en dos en aquel Tour: Jacques Anquetil y Raymond Poulidor. El primero era el predestinado, el que ganaba las Grandes Vueltas gracias a las contrarrelojes; el segundo, que más tarde se convertiría en el abuelo de Mathieu Van der Poel, era el eterno colocador, que subió al podio del Tour ocho veces en 14 participaciones, pero nunca vistió el maillot amarillo ni un solo día.
Aquel día, Poulidor, a 56 segundos de Anquetil en la clasificación, atacó en el punto más duro de la subida de 14 km, pero su rival se resistió, yendo incluso varios cientos de metros a su lado como para intimidarle y decirle “no te me escapes”. Pero Poulidor volvió a atacar en el último kilómetro y esta vez Anquetil cedió. La diferencia con su rival en la meta fue de 42 segundos y permaneció 14 segundos con el maillot amarillo, sellando su quinto Tour en la contrarreloj final de París.
Poulidor fue segundo a 55 segundos y, paradójicamente, perdió ese Tour en el Puy de Dome, cuando llegó demasiado tarde para alcanzar a su rival, que también había sacado la energía que no tenía. Fue un duelo loco en una subida loca que quedará para siempre en la historia del ciclismo y del deporte mundial.