Claudio Borghi, el intruso perdido entre los holandeses
Claudio Borghi intruso fracasado entre los holandeses
Entre los meteoritos del fútbol italiano se encuentra sin duda Claudio Borghi. Silvio Berlusconi, presidente del AC Milan, lo colocó en lo más alto de su lista de deseos después de verlo en acción en la Copa Intercontinental: Juventus-Argentinos Juniors, un partido disputado en Tokio el 8 de diciembre de 1985 mientras en Italia era plena noche.
Tenía 22 años y Borghi jugó un gran partido que, por desgracia para los argentinos, terminó con el triunfo, en los penaltis, de los piamonteses. En verano, el empresario milanés puso en juego 5.000 millones de liras para arrebatar al jugador a su club de origen.
Borghi fue cedido al Como, para hacer sus pinitos, pero no logró despuntar, ni con Aldo Agroppi ni con Tarcisio Burgnich, que había ocupado el puesto del toscano en el banquillo del Como.
Sacchi convenció a Berlusconi de que Rijkaard habría sido mucho más útil que él, y así Frank pasó a completar el trío holandés con Van Basten y Gullit. No se puede decir que Arrigo se equivocara.