Tres puntos de oro para el Udinese en Monza

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Monza-Udinese 1-2

El Udinese también ganó en Monza. Los «biancorossi» empezaron agresivos, pero en cuanto los friulanos salieron de su caparazón marcaron: una acción magistral finalizada por Lucca, que no dio opción a Turati. Era sólo el minuto 6 y el Monza ya iba perdiendo. Y se despistó, porque dos minutos después el ex jugador del Ajax volvió a marcar: lo paró el juez de línea, que lo pilló en fuera de juego.

Los hombres del titubeante Nesta, tras escapar del peligro, se recuperaron y empezaron a moler: no faltaron ocasiones, sólo precisión, con más de una conclusión desde fuera que se marchó fuera por poco. El Udinese no se queda de brazos cruzados y en la reanudación crea peligro.

Nos vamos al descanso (sólo un minuto de descuento: otra extraña elección de Manganiello, que no saca tarjetas en la primera parte) con el Monza por delante en saques de esquina (7-0), pero de nuevo obligado a perseguir. Y eso es lo que cuenta.

Se reanudaron y el Monza encontró inmediatamente el gol: un espléndido movimiento de Djuric que abrió en dos la defensa invitada, Maldini se lanzó, pero no pudo rematar y el balón acabó en los costados de Kyriakopoulos, que se coló en la red: 1-1. Los Biancorossi, refrescados, presionan: Sava hace una gran parada al cabezazo de Djuric.

La generosidad de los brianzoli les lleva a asumir grandes riesgos enseguida: Turati supera a Thauvin, que se escapa en el contragolpe y dispara hacia la portería contraria, luego el disparo de Lucca da escalofríos a la afición local, después Ekkelkamp también lo intenta.

El empuje del Monza llegó a su fin, pero Nesta no hizo cambios y el Udinese dobló el marcador con Bijol, que se fue al ataque y batió a Turati tras ser bien aprovechado por Ekkelkamp: en el minuto 70 era el 2-1 para los de Runjaic.

Los Brianzoli tampoco tuvieron suerte: a los 78’ el cabezazo del recién llegado Dany Mota (asistencia de Kyriakopoulos) se estrelló en el larguero. Al contragolpe, el Lucca no consiguió dar el golpe de gracia a los locales, que también contaron con la gracia de Abankwah, pero no lograron igualar.

 

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