Quién es Federico Bonazzoli, el delantero cremonés que arruinó el primer gol del Milan

Algunas noches, o más bien algunas tardes de agosto, permanecen grabadas en la memoria de los aficionados. El debut del Milan en el campeonato parecía cantado: una gran afición, un entusiasmo reencontrado y un rival -el Cremonese, recién ascendido- que sobre el papel era asequible. Pero al fútbol no le gustan los guiones demasiado previsibles, y el sábado en Milán reescribió el suyo. El protagonista se llama Federico Bonazzoli, un delantero nacido en 1997, que arruinó los planes de los rossoneri con una memorable patada de bicicleta, dando a los grigiorossi una victoria histórica.
Nacido en Manerbio, en la provincia de Brescia, Bonazzoli creció con el balón entre los pies. A los siete años, el Inter lo arrebató a los pequeños clubes locales y lo crió en su propio vivero. Delantero centro físico y elegante, con una zurda natural, debutó con los nerazzurri con sólo 16 años, convirtiéndose en uno de los debutantes más jóvenes de la historia del club. Parecía el predestinado, pero el camino hacia el fútbol suele resultar más tortuoso de lo esperado.
A partir de ahí comenzó un periplo por etapas: Sampdoria, Lanciano, Brescia, SPAL, Padua, Torino, Salernitana, Verona. Préstamos, breves interludios, algunos destellos y la búsqueda continua de un punto de partida. El mejor momento llegó en el Salerno, con diez goles en una temporada que llevó al equipo de Campania a una salvación que no se esperaba.
En el verano de 2024, el Cremonese decidió apostar por él para un gran regreso a la Serie A. Fue una elección valiente, pero también una mano tendida a un delantero todavía en su mejor momento y con ganas de resurgir. El acuerdo hasta 2028 es una señal clara: confianza y un proyecto.
Y así llegamos al sábado. Tras la ventaja de Baschirotto y el empate de Pavlovic, el partido parecía destinado al Milan. Pero en el minuto 61, a centro de Pezzella, Bonazzoli decidió desafiar a la lógica. Una coordinación perfecta, un violento y preciso chut hacia atrás: Maignan sólo pudo ver cómo el balón se colaba en la red. Un gesto técnico que heló San Siro y entró directamente en la memoria de los aficionados grigiorossi.
Ni siquiera es la primera vez para él: en 2022, con la camiseta salernitana, ya había marcado contra el AC Milan en un chut a la inversa. Como si contra los rossoneri su destino estuviera escrito al revés.
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Bonazzoli, tras el pitido final, optó por la humildad: «Ha estado bien, ahora con humildad». Una frase sencilla, que habla bien de un chico acostumbrado a empezar siempre de cero. Pero esta vez hay algo diferente: su gol no es sólo una obra maestra estética, es la chispa que puede encender toda una temporada.
Para el Cremonese, la de San Siro seguirá siendo una victoria histórica. Para Bonazzoli, tal vez, fue el día en que el predestinado fallido por fin reclamó su lugar en el candelero.