Renato Paratore disfruta de su regreso al éxito tras cinco años

Del éxito a las dificultades y vuelta a empezar. Tras años de purgatorio, Renato Paratore ha vuelto a encontrar la victoria. En los Emiratos Árabes Unidos dominó el UAE Challenge, prueba del HotelPlanner Tour, volviendo a celebrar una hazaña 1.723 días después de la última vez (British Masters del DP World Tour en julio de 2020). «Estoy muy contento. Ha sido una hazaña importante porque llevaba mucho tiempo sin poder consolidarme. Tenía dudas y me preguntaba: ‘¿Pero seré capaz de volver a ganar? No fue fácil, pero lo conseguí. Y ahora, el objetivo para 2025, es recuperar la ‘tarjeta’ para el máximo circuito continental’, explica Paratore en una entrevista sincera en los canales federales.
Es la historia de un Paratore predestinado. Nacido el 14 de diciembre de 1996 en Roma, como amateur ganó primero la Junior Orange Bowl en 2013 en Miami (EE UU) y luego, en 2014, el Campeonato Internacional Amateur de Portugal en Palmela. En un año para recordar adornado con una medalla de oro en la competición individual en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Verano 2014 en Nanjing, donde luego celebró un bronce en la prueba por equipos en tándem con Virginia Elena Carta antes de hacerse con el título europeo ‘Boys’ con el equipo italiano en Noruega. No está mal para alguien que jugó dos veces la Ryder Cup Junior con el Equipo Europa y que, a los 17 años, se distinguió como el tercer jugador más joven de la historia de la Escuela de Clasificación en conseguir una ‘tarjeta’ para el entonces European Tour en España, salvo para ganar, pocos días después, y en su primera competición como profesional (en noviembre de 2014), el Campeonato Nacional Abierto de San Domenico Golf en Savelletri di Fasano (Brindisi). En junio de 2017, en Suecia y en el Nordea Masters, la primera hazaña en el Tour Europeo con 20 años y 172 días. En julio de 2020, la alegría en el Masters Británico. Después, las decepciones. ‘Mirando hacia atrás’, dice Paratore, ‘estoy orgulloso de lo que he hecho hasta ahora. Por supuesto, en los últimos años me habría gustado dar más. No lo oculto: me lo he perdido. Cuando se conoce el éxito tan pronto, las expectativas son altas. No sólo del exterior, sino de uno mismo. Llegué a estar entre los 100 mejores jugadores del mundo y me fijé en los 50 primeros, buscando cambios que me disgustaran. Me di cuenta de que me cuesta encontrar técnicas de juego diferentes a las mías. Soy un golfista de ‘sensaciones’ y ahora, por fin, he vuelto a encontrar mi swing». Paratore nunca se rindió, ni siquiera cuando las cosas no sólo no iban bien, sino mal. Y a los que han pasado, pasan o pasarán por esas dificultades, les aconseja: «Nunca hay que dejar de creer. Es precisamente cuando todo no va bien cuando hay que luchar. Pensemos en Rory McIlroy, un ejemplo de resiliencia, de perseverancia. Llevaba 11 años sin ganar un Major y, en Augusta, consiguió completar un Grand Slam. Ha logrado algo realmente loco’.
Familia, amigos, personal. A ellos, Paratore -que creció (deportivamente hablando) en el Parco di Roma Golf Club y es socio del Olgiata Golf Club- dedicó su victoria en EAU. «Ha sido bonito recibir el abrazo de los muchos azzurri en carrera, empezando por los romanos Filippo Celli y Enrico Di Nitto. Desde hace seis meses trabajo con Alberto Binaghi (Comisario Técnico del Equipo Nacional Masculino de la FIG, ed.), nos conocemos muy bien y estamos realmente en sintonía. Mi entrenador atlético es Massimo Bramanti, el mánager Guillen Gorka. Luego, como novedad, está la nutricionista Luisa Costato, con ella también trabajo mucho el aspecto mental».
Y ahora Paratore mira con optimismo al presente pero también al futuro. «Me gustaría volver a jugar en el DP World Tour, en primer lugar. Pero el sueño sigue siendo el que acaricio desde niño: medirme en el PGA Tour y en América junto a los mejores del mundo». Aficionado a la Roma y gran amante de los animales, a lo largo de los años ha llamado a sus perros Tiger, Rory y Scottie en honor a tres grandes del golf: Woods, McIlroy y Scheffler. ‘Pero si tuviera una niña la llamaría Nelly, en honor a Korda’, concluye Paratore sonriendo.
Pero si tuviera una niña la llamaría Nelly, en honor a Korda.