Niccolò De Vico al rescate: "Brindisi, te pagaré por tu gran afecto"

Niccolò De Vico al rescate
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Niccolò De Vico por fin ve la luz y afronta una nueva temporada con el Valtur Brindisi con mucha ilusión. El talentoso baloncestista de Brianza, que dentro de un mes cumplirá 31 años, ha hablado en exclusiva con Sportal.it.
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¿Qué tan duro fue estar tanto tiempo lesionado?
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Fue sin duda la temporada más dura de mi carrera desde ese punto de vista. Siempre tuve bastante suerte, tuve algunas lesiones como todo el mundo, pero nada largo ni pesado. En cambio, los problemas me acompañaron durante toda la temporada. No podía salir de ellos: parecía que mejoraba, luego volvía a empezar. Cada mes iba a peor, y en la primera parte el equipo tenía dificultades, así que todo era aún más complicado, más pesado. Luego hicimos bien en levantarnos y terminar bien el campeonato. Fue duro, pero tengo que decir que el cuerpo técnico y médico siempre estuvo a mi lado, sin presionarme, sino intentando ayudarme a tener paciencia y encontrar soluciones.
El primer año de la temporada fue duro.
Sin embargo, el primer año en Brindisi tuvo muchas cosas positivas…
Por supuesto. Sabía que llegaría a una plaza caliente, con una gran tradición baloncestística. Pero la presión positiva y estimulante que sentí aquí es algo que nunca había experimentado. Es un lugar que vive para el baloncesto, te involucra. Decidí quedarme de muy buena gana, gracias también a la confianza del club. Quería demostrar lo que puedo dar, devolver esa confianza y aportar algo a la afición y al club, incluso con toda esa presión. Una presión real que te empuja a darlo todo.
¿Qué bonito es jugar en una plaza como ésta? Has estado en muchos equipos grandes, pero aquí parece que te han tocado hasta la médula.
Sí, porque aquí sí.
Sí, porque aquí se vive para el baloncesto. Todas las mañanas iba al bar del centro y oía a la gente hablar sólo de baloncesto. Era divertido, para lo bueno y para lo malo. Cuando iba mal, la afición, con razón, se hacía oír: un par de veces abandonamos la cancha entre abucheos. Pero no había partido fuera de casa en el que los aficionados no nos siguieran. Después de cada partido, victoria o derrota, siempre estaban allí, saludándonos, cantando con nosotros. Era hermoso, intenso. Una experiencia fuerte, que te deja algo dentro.
Hace mucho calor estos días, pero os espera un campeonato infernal, el A2, con tantos lapsus nobeles y tantos clubes ambiciosos…
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Sí, verdaderamente infernal. La A2 está llena de históricos: Cantù ascendió pero, por nombrar dos, ahí están Fortitudo y Pesaro, que hace años también tuvieron lo suyo en Europa. Lo hemos vivido en nuestra piel: es un campeonato muy duro. Cantù tardó cuatro o cinco años en subir, Udine aún más. Este año incluso Brindisi ha visto lo complicado que es este torneo: venían de 12 años en A. Los partidos fuera de casa son pesados, largos, cansados para todos, también para los aficionados que nos siguen a todas partes.
Correctamente Brindisi no esconde sus ambiciones…
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Todo el mundo quiere subir, y por supuesto nosotros también. La nueva fórmula con ascenso directo anima a todos a intentar evitar los playoffs, pero no basta con tener una plantilla fuerte. Hace falta organización, hace falta paciencia. Y aquí debo decir que el entrenador Piero Bucchi y el club han hecho un trabajo increíble. En enero parecía que todo estaba perdido, pero tuvieron las ideas claras, aguantaron y llegaron los resultados.
Al final del último campeonato ascendieron Udine y Cantù: el Brianzoli con un super Grant Basile
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Grant fue el mejor de todos. Es fuerte, juega con una calma increíble, siempre en control. Tiene tiro exterior, juego interior… Físicamente ni siquiera parece tan dominante, pero en realidad lo es. Tiene muchas cualidades. Ha demostrado su valía este año. No le conozco personalmente, pero le aconsejo que siga creciendo. No tiene por qué irse directamente a un equipo «grande» para conseguir más dinero. Tiene que seguir jugando, mejorar, y entonces tendrá toda su carrera por delante para hacer grandes cosas.
Terminamos con un pensamiento para Achille Polonara, en este momento tan difícil para él.
Achille es un amigo, aunque nunca hayamos jugado juntos. Nos cruzamos en Reggio Emilia. Es una bellísima persona, un hombre de familia, alguien que siempre puso el corazón en todo lo que hacía: deporte, familia, trabajo. La noticia fue dura y afectó a todos. Nunca oí a nadie hablar mal de él, ni compañeros de equipo ni adversarios. Será duro, por supuesto, pero conociéndole estoy seguro de que lo afrontará con la misma fuerza con la que ha superado tantos otros obstáculos. Tiene una enorme fortaleza de espíritu y le mando un fuerte abrazo.