Iliass Aouani, bronce que vale oro en el maratón de los Mundiales de Tokio

Otra medalla, la cuarta, para Italia en los Mundiales de Tokio. En maratón, Iliass Aouani se hizo con un magnífico bronce al término de una carrera táctica, corrida de forma ejemplar por el italiano con un tiempo de 2h09:53. Es la coronación de una temporada fantástica para el milanés, vigente campeón de Europa, que triunfó en abril en la primera edición de los Campeonatos de Europa de fondo en carretera, en Lovaina (Bélgica), y ahora consigue subir también al podio arco iris. El tanzano Alphonce Simbu se impuso en la fotofinish con un sprint impresionante, en una remontada sobre el alemán Amanal Petros, que iba en cabeza a la entrada del estadio (2h09:48 el tiempo de ambos) en un trío compuesto también por el italiano. También estuvo entre los mejores el plusmarquista italiano Yohanes Chiappinelli, sexto en 2h10:15, mientras que Yeman Crippa se detuvo en el kilómetro 32. En la historia de los Campeonatos del Mundo, ésta es la quinta medalla italiana en el maratón masculino tras una de plata (Vincenzo Modica 1999) y otras tres de bronce (Gelindo Bordin 1987, Stefano Baldini 2001 y 2003). Roberta Bruni se clasificó para la final de salto con pértiga, con una puntuación de 4,60 en la primera prueba tras 4,45 en la segunda, recuperada menos de tres meses después de una fractura de sacro, mientras que Elisa Molinarolo quedó eliminada con 4,45. Las tres italianas de los 400 vallas pasaron a semifinales: Alice Muraro ganó su batería con una mejor marca personal de 54.36 y mejoró en más de dos décimas para convertirse en la segunda italiana de la historia que marca el octavo mejor tiempo de la general, Ayomide Folorunso (54.67) y Rebecca Sartori (55.11). En martillo salió Giorgio Olivieri (71.41).
.
Aouani corrió con gran lucidez para gestionar los escollos del tiempo húmedo de la mañana japonesa, así como a sus adversarios: al principio se mantuvo en control en el gran grupo, que contaba con 15 atletas en el kilómetro 35 y se fue adelgazando poco a poco, tras un paso de 1h05:19 a la mitad. A continuación, el corredor de 29 años del Fiamme Azzurre, pañuelo negro bajo su gorra blanca, empieza a aparecer en las primeras posiciones cuando el ugandés Abel Chelangat se pone en cabeza, a dos kilómetros y medio, en el tramo cuesta arriba, Chiappinelli pierde terreno y se recupera en el descenso antes de volver a escaparse, mientras que Aouani mantiene el contacto y pasa en cabeza a 40º en 2h03:33. Cinco atletas luchaban por el título en el último kilómetro en un final emocionante: Simbu marcó el ritmo, Chelangat cedió (quinto en 2h10:11) al igual que el israelí Haimro Alame (cuarto en 2h10:03), dejando un trío para las medallas con Petros que parecía encaminarse hacia el oro antes de ser burlado en la línea de meta. Celebra el bronce Aouani, licenciado en ingeniería en Estados Unidos y ex plusmarquista italiano con 2h07:16 en Barcelona 2023 antes de superarse de nuevo en diciembre del año pasado con 2h06:06 en Valencia, el segundo italiano de la historia.
«Es un gran momento para mí», dijo Aouani.
«Es uno de esos momentos con los que sueñas toda la vida– nos cuenta emocionado Iliass Aouani– y yo estaba loco por soñar a lo grande. Una medalla que me enorgullece pero que no sacia mi hambre. Estoy agradecido a los que creyeron en mí, feliz de levantar la tricolor y de haber hecho feliz a tanta gente: mi familia, el entrenador Massimo Magnani y todo el personal que me sigue. En el kilómetro 15 surgieron voces de mi lado oscuro que querían que me rindiera, pero las acallé inmediatamente. Hacia la mitad de la carrera, en un baño de esponja, perdí una de mis dos lentillas, pero me dije que con una sería suficiente. Entré en el estadio y era precioso, aspiraba al oro, pero los demás eran mejores que yo. El año pasado sufrí la decepción de no ser convocada para los Juegos Olímpicos, los dos últimos meses han sido muy complicados también por culpa de algunas lesiones. Este bronce surgió de la nada, de las viviendas de Ponte Lambro, y espero que mi historia sirva de inspiración a todo el mundo: cuando se cree lo suficiente, los sueños pueden hacerse realidad. Mi padre va a trabajar en la construcción y estará orgulloso de mí. En esta medalla hay de todo: momentos de decepción cuando quería abandonar, lágrimas derramadas en el coche solo, pero lo conseguí.