El Baloncesto Cantù recuerda con emoción a Denis Innocentin

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El baloncesto de Cantù recuerda a Denis Innocentin

Denis Innocentin nos dejó el 12 de enero de 1991, sin haber cumplido aún los 30 años, a causa de una grave forma de leucemia.
Alero nacido en el 61, Innocentin vistió la camiseta de baloncesto de Cantù durante diez años, de 1977 a 1987. El club del presidente Aldo Allievi lo recogió del Circolo Giovanile Brugherese Basket para jugar en el sector juvenil, pero pronto fue incluido en el primer equipo del entrenador Arnaldo Taurisano. Duro defensor y luchador incansable en la cancha, Innocentin también era capaz de grandes jugadas en el aspecto ofensivo. Salió a la cancha a las órdenes de entrenadores de la talla de Valerio Bianchini, Giancarlo Primo, Gianni Asti y Carlo Recalcati.
Apodado «Lupo» por los aficionados del Cantù, anotó 2.184 puntos en 331 partidos de liga. Con el dorsal número 4 de Cantù ganó: un Scudetto (1980/1981), dos Copas de Campeones (1981/1982 y 1982/1983), una Copa Intercontinental (1982) y tres Recopas (1977/1978, 1978/1979 y 1980/1981). En 1987 pasó al Aurora Desio, con el que jugó 29 partidos en la serie A1. En 1988 el terrible diagnóstico y en 1991 la muerte.

Un campeón dentro y fuera del campo. Un chico alegre, amable y de buen carácter. Un canturino de adopción, que nunca fue olvidado por la ciudad que le acogió y le quiso como a un hijo. El próximo 26 de marzo habría cumplido 62 años.

«Recuerdo a Denis Innocentin con gran afecto. Era un tipo muy bueno, serio, inteligente y con principios», confirma el presidente de Cantù Basketball, Roberto Allievi. Estaba muy unido al equipo, a sus compañeros y a la ciudad de Cantù, que era a todos los efectos su hogar. No sólo eso, era un gran atleta, un jugador de cantidad y calidad que fue fundamental para ganar nuestro tercer campeonato en la final contra el Virtus de Bolonia. También fue decisivo en nuestra primera victoria en la Copa de Europa, en la final de Colonia contra el Maccabi de Tel Aviv. Dejó un recuerdo imborrable en nuestra historia y mereció toda la gratitud de Pallacanestro Cantù, de Cantù y del pueblo de Cantù. Denis nos ha dejado demasiado pronto, pero su ejemplo como hombre y como deportista es muy relevante y debe ser una lección para todas las nuevas generaciones’.

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