Mimmo Criscito, final soñado. Y todavía hay Génova en el futuro
Mimmo Criscito colgó las botas de la mejor manera posible
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Mimmo Criscito no podía soñar con un mejor final para su carrera: el defensa de 1986 marcó el gol de la victoria de penalti en el último minuto de la 94ª jornada del último campeonato entre su equipo, el Génova, y el Bari, ante la afición que le aprecia desde su debut en el primer equipo rojiblanco en 2003.
Pero la aventura en el Grifone, para el oriundo de Cercola, está lejos de terminar. La experiencia de Criscito como jugador (además de su paso por el Génova, también ha jugado en el Juventus, el Zenit y el Toronto FC) ha llegado a su fin, y ahora ocupará un puesto en el club, muy probablemente como entrenador de uno de los equipos juveniles.
La historia de amor entre Criscito y el Génova no se detendrá: el abrazo de la afición en el estadio Ferraris, en una temporada que culminó con el regreso del Génova a la Serie A, permanecerá en la memoria del propio jugador y de los aficionados.