Dovbyk noquea a Como, el Roma no para: 2-1
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Una difícil victoria con remontada que confirma el gran crecimiento del equipo.
La Roma volvió a salir victoriosa, por cuarta vez consecutiva en liga, y de nuevo con la vista puesta en Europa. Estas fueron las consecuencias de la difícil y fundamental victoria por 2-1 cosechada en el Estadio Olímpico ante un duro y combativo Como, que había asustado durante mucho tiempo al equipo de Claudio Ranieri antes de capitular tras encajar el gol decisivo de Artem Dovbyk.
Las ganas de ganar de Ranieri ya afloraron en su alineación inicial, con Dybala, Shomurodov, Pellegrini y Soulé jugando desde el primer minuto. El Como, sin embargo, no vino a Roma con la intención de dejarse dominar, y la primera ocasión del partido la marcó Da Cunha (su cabezazo fue impreciso). Ndicka y Dybala crearon peligro para los giallorossi, y en el minuto 44 llegó el gol en propia meta de Da Cunha al final de la primera parte, aprovechando un pasillo central encontrado por Perrone y un remate demasiado blando de Mancini.
Al comienzo de la segunda parte, El Shaarawy y Dovbyk entraron en lugar de Pellegrini y Shomurodov, pero el Como estuvo incluso a punto de doblar el marcador: Strefezza se retrasó ligeramente en el marcador cuando Diao lo intentó. Luego, el Roma se enfureció por un contacto en el área entre El Shaarawy y Smolcic, y Svilar tuvo que internar a Cutrone. Podía parecer un mal día para el Roma, pero en el minuto 61 encontró el empate por mediación de Saelemaekers, que acababa de ser expulsado por Ranieri y que encontró el fondo de la red tras una espléndida jugada y un desvío de Goldaniga.
El Como, después de haber soñado durante mucho tiempo con la hazaña, vio cómo todo se desvanecía: en el minuto 64 se quedó con diez jugadores por la segunda amonestación de Kempf, vio cómo le anulaban un gol a Cutrone por fuera de juego (Diao había enviado el balón a la red mediante un toque) y en el 76 capituló. Cortesía de Dovbyk, que dio el toque final a un servicio de Rensch previamente activado por Cristante. Ikoné Ikoné estuvo a punto de empatar, Vojvoda estuvo aún más cerca, rematando al poste, y luego Svilar salvó a Cutrone. Y la Roma pudo volver a celebrarlo.