Iván Córdoba no olvida a Andrés Escobar

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Las palabras de Córdoba

Volver a "Storie di Serie A" en Radio-TV Serie A con RDS, con el episodio dedicado a Iván Córdoba: "No tengo un recuerdo claro de mi primera vez con un balón, pero recuerdo que mi padre jugaba al fútbol amateur y un día me llevó a uno de sus partidos. A partir de entonces, nunca me separé del balón. Esa época fue una página muy difícil de nuestra historia, porque además del narcotráfico, había guerras entre diferentes grupos armados dentro del país y un conflicto diario entre los carteles de Medellín y Cali. Había preocupación, pero cuando eres niño tienes la sensación de que nunca te va a pasar nada, sólo piensas en jugar y divertirte. Y el objetivo de jugar al fútbol ha sido muy importante en mi vida, como lo ha sido y lo será para todos los jóvenes, porque encontrarán la oportunidad de alejarse del hampa, que luego conduce a tristes finales.

"No sé qué habría hecho si no hubiera sido futbolista. Hasta cierto punto siempre he estudiado, tratando de seguir las enseñanzas de mis padres, que siempre me decían que mi primera responsabilidad era estudiar porque eso me daría la oportunidad de hacer algo importante en el futuro, así que tenía que ir bien en el colegio, de lo contrario no habría podido entrenar y no habría podido jugar en el Rionegro. Mi estudio constaba de dos partes: la académica por la mañana y la técnica por la tarde, así que mi jornada era completa. A veces tenía que no ir al colegio para entrenar, incluso me arriesgaba a perder asignaturas por ausencia. Me esforzaba mucho, porque tenía que quedarme hasta tarde haciendo los deberes para luego poder jugar al fútbol.

"Mi ídolo era Andrés Escobar. Tuvo una historia muy afortunada, pero dejó en la memoria de todos los colombianos un mensaje tan fuerte y profundo como futbolista, como profesional, como persona, que aún vive en ese recuerdo y vivirá para siempre. Para mí, verlo jugar por televisión era un espectáculo. Los niños o los jóvenes que buscaban a alguien a quien imitar sólo podían tenerle a él como ídolo. Para mí era la demostración de un jugador completo en todos los sentidos y observaba lo que hacía, cómo jugaba, cómo se comportaba, cómo era su relación con los demás y con los aficionados. Y entonces sucedió una historia increíble, fantástica, quizá una casualidad de la vida, pero yo creo que las casualidades no existen, sino que el destino aguarda y hay que estar preparado cuando llega.

Heredé la camiseta número 2 pero no la pedí porque ya la habían guardado y no me apetecía, no estaba bien ir allí a pedirla. Ellos sabían que a mí me gustaba jugar con el 2, porque en la selección llevaba varios meses jugando con el 17. Entonces un día el entrenador, que había tenido a Escobar, me cogió y me dijo “Iván tienes que llevar este dorsal porque tiene que seguir su camino. No debemos cerrar el recuerdo de Andrés y dejarlo ahí. Encuentro muchas cualidades en ti y creo que eres la persona adecuada para llevar esta camiseta y continuar lo que Andres” hizo. En ese momento no me lo creía, esa camiseta era algo sagrado para mí, así que cuando el entrenador me dijo esto tuve más responsabilidad, pero también más conciencia de llevar esa camiseta puesta e intenté desde ese momento hacer algo importante allá donde fuera.

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